Muchas de nosotras encontramos en el bordado un espacio de paz, la forma de aquietar nuestros pensamientos. Para otras, bordar es la forma de sacar, de arrancar, de movilizar todas aquellas ideas que oprimen para materializarlas en puntadas.
Hay estudios científicos que comparan el bordar o tejer con el efecto de la meditación. Son cada vez más los aspectos positivos que estas actividades aportan a la salud mental y física de una persona.
(Te dejo una noticia que habla de esto)
Cuando estoy en medio de compromisos que no me permiten cumplir con mi cuota de bordado semanal, añoro esos momentos en que me absorbe el avanzar de mis hilos, y me abstraigo del tiempo. Se ha transformando en una necesidad.
Hay ocasiones en que necesito ejercitar mi mente mientras bordo, por lo que escucho documentales y parece que el efecto sobre mi mente y los datos que recuerdo son muchos más efectivos que si solo me dedicara a ver la pantalla.
Te sugiero este documental sobre la cruda realidad de la industria textil y la ropa que usamos. Pronto podemos comentarlo.
Puedes verlo completo aquí
"Enrabiá" No
Lo que sí está comprobado al menos desde mi experiencia y el de otras bordadoras amigas, es que no se puede bordar enrabiada, porque se enredan los hilos, no combinan los colores y todo aquello mágico de encontrarnos con la aguja, se guarda rápidamente en la cajita de los hilos pero con la esperanza de retomarlo en un día donde la costura si fluya.
¿Y tú en qué piensas cuando bordas? Te invito a compartir tu experiencia.
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